febrero 19, 2014

Travesía Leonera - Plomo: un dueto de cinco miles en Santiago.


De que estamos hablando?
No sabìa como empezar a escribir, pero se me hace necesario, porque soy un convencido de que las historias, por muy subjetivas que sean, pueden servir de ayuda para otros aventureros.


Con Cristóbal, que para efectos de este texto, es “mi cordada”, tenemos aproximadamente la misma cantidad de años en experiencia, no somos avanzados, pero si meticulosos y responsables con cada aventura que uno emprende, por lo mismo, es que recién en enero y a raíz de tantas cumbres en el macizo del Plomo, es que le dije ... Y si vamos? Pero si la hacemos, tiene que ser con un toque distinto...

Así nació la idea de hace el circuito travesía Leonera – Plomo, un trayecto muy pero muy comùn por “separado”, pero muy poco realizado junto, de hecho, buscando en la web, no encontramos mucha información al respecto, la gran mayoría se relacionaba a ambas montañas, pero insisto, por separado. Entonces la idea de hacer un doblete de 5000 miles tomó fuerza y comenzó la aventura.

Mapa realizado por Cristóbal
Mi cordada, no se hizo ningún problema y desde ese momento comenzó a estudiar el tema y revisar las mejores opciones, era todo tan light que ni fecha teníamos, él sólo esperaba mi confirmación, la que se dio 4 días antes de la partida, y un día antes por msj desde mi celular, le conté del itinerario propuesto y listo! Se armaba el trayecto.

No hubo reuniones previas, ni grandes revoluciones teóricassólo el trabajo personal de cada uno y las decisiones correctas: tu llevas tal cosa, nos vamos en mi auto, partimos a tal hora, yo doy el aviso a socorro andino, entre tantas otras que sólo se pueden dar cuando existe la confianza necesaria en el otro, en tu cordada.

La Ruta
La travesía Leonera – Plomo es un circuito de 45 km aproximadamente, està situada en la cordillera central y se llega por el camino a Farellones, a través del centro de Sky La Parva o de Valle Nevado, según sea la ruta escogida.

La travesía comprende dos cumbres, en primera instancia la del Cerro Leonera, que según fuentes de información, tiene 4950 msmn, otras cartas lo citan como 5050 msnm. La segunda cumbre es el emblemático Cerro El Plomo, que es visible desde gran parte de Santiago y famoso porque encontraron hace un par de décadas, una momia de un niño inca muy cercano a su cumbre, réplica que puede ser visitada en el Museo de Historia Natural como “la momia del plomo”.

Este circuito se realiza en su gran mayoría sobre los 4000 msnm por lo que se hace necesario una experiencia previa en altura, o en su defecto, una preparación adecuada para el trayecto.

En su primera parte, no existe agua en el camino, por lo que se debe cargar agua para las primeras jornadas, aumentando el peso en la mochila, no obstante se hace necesario, dado que la hidratación en jornadas de estas características es vital.

Dìa 1: Partimos: Trekking nocturno
 Mi cordada, nunca había pasado en trekking los 4000 msnm, por tanto, debíamos aclimatar en cerro. El objeto del primer día era sólo dormir en Laguna Piuquenes, un sector que está al finalizar el centro de Sky La Parva y que está a unos 3.600 msnm.

A las 19:00 hrs nos juntaríamos, y nunca fue a las 19:00 hrs. Ese día yo venia llegando de unos días fuera de Chile, asi que tuve que arreglar toda mi mochila a la rápida, lo que me significó que olvidará mi piolet y mi linterna frontal. En relación al piolet, nada que hacer, no me devolvería y con la linterna, pasamos por un supermercado y compramos una muy, muy pero muy humilde en comparación al alógeno de marca mamut que mi cordada tenía.

Entre ordenar y hacer unos trámites previos, me dieron casi las 20:00 hrs y pasé a buscarlo, la cosa era con retiro en domicilio, y así emprendimos destino hacia las curvas del camino de Farellones.

Entre compras y conversacionesrecién a las 23.00 estacionamos en los andariveles del centro de sky la Parva y comenzamos la marcha nocturna, un total de 3.5 km nos separaban de nuestro primer campamento, el frío cordillerano nos acompañaba, pero esta vez, se sumaba algo de luz de luna, por tanto el camino continuaba sin ningún problema, bajo un cielo completamente descubierto.

El desnivel del camino es aproximadamente 400 mts, de los cuales se puede hacer de dos formas, si hubiésemos ido en el día y un sábado o domingo, podríamos haber tomado el andarivel que nos ahorraría toda esa subida, sin embargo, decidimos hacerlo muy tarde y en la semana, dado que había que aclimatar y este ejercicio nos harìa bien al respecto.

Al cabo de dos horas, llegamos al filo de la laguna y decidimos acampar en ese sector, muy rápidamente montamos campamento y nos despedimos hasta el otro día, con el concepto de “a una hora decente nos levantamos”

Día 2: La aclimatación es la clave
Y la hora decente fueron aproximadamente las 10:00 am, por lo menos para mi, porque cuando abrí mis ojos, mi cordada andaba feliz por la vida fotografiando el sector. Lentamente preparamos desayuno y ordenamos nuestras cosas, había un sol radiante que nos daba la bienvenida y que no nos dejaba permanecer por mucho tiempo en nuestras carpas.

Es asì, como a las 12:00 hrs, exactamente al medio díaestábamos listos y comprendimos nuestro marcha rumbo a Leonera. En este punto el camino tiene una bifurcación muy señalada, si seguimos de frente iríamos por el sendero que nos lleva directo a Plomo, pero como haríamos el circuito, tomamos el sendero de la izquierda, aquel que sube y que nos llevaría por los cerros de la Falsa Parva, La Parva, Pintor y la primera meta que era Leonera.
Cristobal ascendiendo a la Falsa Parva, tras él Laguna Piquenes

Lo primero que hay que hacer es ascender progresivamente un sendero de 300 mts de desnivel con una inclinación bastante pronunciada lo que hacía dificultoso y cansador el inicio, muy dura bienvenida pero necesaria.

Al terminar este sendero nos encontramos con la cumbre de la Falsa Parva, un cerro casi imperceptible para todos los trekkineros pero que tiene un altura considerable de 3900 msnm, fue nuestro primer descanso.

El camino venidero presenta un sendero marcadísimo, sin posibilidades de perderse, con una inclinación muy leve por lo que a paso lento ascendimos ya sobre los 4000 msnm y continuamos el camino, descansando en el refugio de la parva de la Universidad de Chile, un lugar que nos protegía del viento y sirvió de punto de hidratación y guarnición, por lo menos para mi, mi cordada continuaba en su aventura fotográfica dejando en imágenes todo lo que sus ojos veían.

Cumbre Cerro Pintor
Al cabo de un rato seguimos el camino que presentaba algunos ascensos más pronunciados, los que nos llevaron a las faldas del Cerro Pintor, que tiene una altura de 4180 msnm. Llegamos a su base, la que queda a menos de 100 mts de caminata de su cumbre. Dejamos las mochilas y le pregunto: “¿querì subir ese cerro?”... por supuesto que me contestó que sí. Después me confesaba que era un 4000 y su primer 4000 no lo podía dejar pasar. Subimos y tomamos las fotografías respectivas, ya teníamos una primera cumbre, la que merecía un descanso, el que se solucionó con una siesta en sus faldas. Debo mencionar que tengo una facilidad envidiable para dormir en los cerros, ya se la quisiera cualquier trekkinero, por mi parte, me tiro al suelo y ya estoy soñando.

El destino siguiente era campamento, según la bibliografía debía ser en cancha de carreras, un sector extenso y plano que estaba a las faldas de Leonera; no obstante, debíamos hacer campamento lo más cercano al filo del cerro, para estar muy próximo al cruce al campamento venidero, cruce que hasta ese momento era desconocido. Llegamos al filo a unos 4300 msnm y encontramos una pirca muy marcada, estábamos protegido por una roca y tras un par de metros teníamos el farellón de más de 200 mts de acantilado, ese sería nuestro segundo campamento, ya eran las 17:00 hrs había que preparar el día siguiente.

La conversación de la tarde fue de planificación del día, tenía experiencia en el cerro y sabía que desde donde estábamos, el factor tiempo nos jugaba a favor, así que decidimos dormir y dejar sonar el despertador a las 3 am, las buenas noches para mi comenzaron tipo 19:00 hrs mientras mi cordada, seguía en su osadía fotográfica.

Día 3: Cumbre Leonera, subiendo y bajando.
Y sonó el despertador a las 3:00 am, pero entre tanto querer y no querer levantarse, además de respondernos la típica pregunta matutina de cerro...¿cómo dormiste?, salimos a trekkear cercano a las 5:00 am.

No amanecí muy bien, la puna quería visitarme, pero me negaba en lo absoluto, sin embargo, el dolor de cabeza no me abandonaba. Mi desayuno fue un té de mate de coca, ese mismo que toman los bolivianos por la altura, y lo acompañé con media barrita de cereal, ya sabrán que la puna quita el apetito, mientras que el desayuno de mi cordada estuvo ideal, estaba muy ansioso por ascender a su primer cinco mil, no podía dejarlo sólo.

El trekking comenzaba con un ascenso muy leve y con una fuerte exposición al viento, estábamos en el filo del cerro, por lo que ninguna pared nos protegía, afortunadamente el frío no era tan pronunciado y el viento, clave en la sensación térmica, tenía lo justo.

Ascendimos sin problemas por la noche, esperando que el sol de amanecida nos brindara un poco de calor, teníamos una vista increíble de Santiago y la luna nos iluminaba el Plomo en todo su esplendor. Afortunadamente el sendero está súper marcado, sólo en algunos tramos al pasar por caminos de rocas se pierde un poco, pero basta iluminar un par de metros más y se encuentra fácilmente el camino. Los pasos cada vez se hacían más complejos, más lentos, la altura estaba haciendo efecto, aún así continuamos era la primera parte de la actividad, no podíamos parar, debíamos continuar.

En Santiago, entre las 7 y 8 Am, se pronostican las temperaturas más bajas, en la cordillera se repetía lo mismo, el frío intenso nos jugó en contra, nuestras manos sufrían por ello, claramente nos faltó un guante mitón que nos protegiera aun más del frío, no bastaron los dos guantes por cada uno, tuvimos que parar y calentarnos las manos con nuestro cuerpo, evidentemente cada uno con su cuerpo, si la cosa tampoco era tan "amistosa"...  la idea era retomar movilidad, gracias a ello continuamos, pero la sensación continúo al cabo de un rato, por tanto, volvimos a hacer lo mismo y de esa manera también parábamos a descansar.

Veíamos la cumbre a pocos metros y avanzamos, el viento aumentaba, pero las ganas de llegar hacía olvidar todo el frío. Un par de pasos y listo, a las 8:45 am llegaba al plano cumbrero de Leonera, extenuado pero feliz, un minuto atrás mi cordada su primer cinco mil! Apenas llegó nos dimos un abrazo, llegar a un cinco mil es un gran logro, más si era la primera vez. El viento paró y el sol nos abrazó con su calor, estuvimos un buen rato, incluso una pequeña siesta de minutos y las interminables fotos de rigor, la cumbre se disfruta.

Decidimos bajar al pasar casi una hora, mi cordada no tuvo ningún problema, no así yo, que me sentía extremadamente extenuado, el descenso se me hacía eterno, sólo quería llegar a campamento.

Durante el trayecto estábamos pendiente de la bifurcación hacia el próximo campamento, se supone que en el trayecto a cumbre el camino se separa y existe otro que va hacia el campamento base del Plomo, pero a pesar de lo visitado del Cerro, no es un parque, por lo que no tenía letreros ni avisos por los caminos, sólo algunas marcas dejadas por los mismos montañistas. Llegamos a un punto en que algo nos decía que por allí era; sin embargo, no teníamos pistas ni bifurcaciones definidas, solo el instinto, instinto que se desarrolla gracias a la experiencia y en este caso, si que sirvió, porque después de que mi cordada recorriera el sector, encontró el sendero que nos llevaría nuestro destino, pero antes... antes debimos volver a campamento a desarmar y recomenzar nuevamente.

En campamento el cansancio me llevó a dormir una siesta profunda de al menos una hora, la que me repuso en su totalidad. El sol a 4300 es bastante fuerte, por lo que preferí guarecerme al interior de la carpa, mi cordada prefirió hacerlo afuera.

Desarmamos y recomenzamos nuevamente, caminamos por el filo hasta encont
Campamento Federación
rar nuevamente la bifurcación señalizada anteriormente. Llegamos al punto y comenzò el descenso hacia el campamento Federación, un traverse extendido por un camino muy poco señalizado, había que tener muy buen ojo y mirar las pircas que marcaban el camino, estas sirvieron de señal para llegar a destino. a poco andar el camino además de ser poco definido, comienza el descenso paulatino, lento, incluso llega un momento en que el descenso es violento, se realiza por un acarreo pronunciado, el que marca casi el fin del trayecto, el final de este enorme acarreo marca el final del trayecto entre la bifurcación del Leonera hacia el campamento Federación, ya que después de unos pasos 
estábamos frente al grupo de pircas de campamento y al pequeño refugio Federación.


Llegamos alrededor de las 15:45 horas a campamento y como situación extraña, encontramos al campamento sin ningún habitante, estábamos solos en Federación, algo muy inusual ya que el Plomo es visitado constantemente, pero ahí estábamos, escogimos la mejor pirca y armamos nuestro campamento, preparamos nuestra comida y siendo las 18:30 dije adiós al día, mi cordada creo que lo hizo un poco más tarde, no es fácil dormir a esa hora, sin embargo, el cansancio de haber ascendido un cinco mil, pudo ayudar bastante. El día terminó para mi, había que priorizar el descanso, lo que se venía era aún más complejo.

Día 4: El emblemático Plomo.
Este día sería distinto desde su inicio, comenzaba literalmente cuando comienza un día calendario, osea, a las 12:00 hrs. El reloj sonó un poco más tarde que eso, pero ahí estábamos, cubiertos dentro del saco esperando despertar. Después de un rato de conversación, pretexto necesario para extender la levantada, a las 1:30 recién vino la preparación oficial que tenía que ver con el desayuno, un buen mate de coca nos haría bien para oxigenarnos de manera natural y unas barras de cereales proporcionarían la energía necesaria para lo que se venía.

Amanecí en perfectas condiciones, sin dolor de cabeza, ni vestigios de puna, estaba muy bien, con ansias y ganas de avanzar en lo que sería de ese día. Así que a las 3:00 am partimos, como estábamos a 4200 nuestros pasos eran lentos, muy lentos pero necesario, así no nos jugaba una mala pasada la puna en la altura. Encendí mi humilde linterna, que prácticamente era innecesaria, la luna llena nos brindaba una armonía especial, un entorno natural y una luz perfecta.

Nuestra primera meta fue llegar al Refugio Angostini,  construido a  4600
Refugio Angostini
msnm por un club de montaña, que gran aporte para este deporte, me sentí muy orgulloso de aquello, soñé con que algún día el club del que soy parte, pueda decir, este fue es un aporte al montañismo chileno.


Me parecía muy extraño, que a pesar de mi paso lento, mi cordada quedaba atrás, por lo que esperé un rato y sentí su jadeo y extremo cansancio... esto no se viene bien, pensé. Seguí caminando hasta el refugio y mi cordada, nuevamente atrás, el punto de reunión sería Angostini.

Angostini es un refugio perfecto, construido casi como un bunker en donde es posible cobijarse del clima externo, llegué sin dificultad a ese oasis a 4600 msnm y ahí estaban dos colegas de montaña, ambos jóvenes,  pero con mucha experiencia. Los saludé cordialmente con la amabilidad que caracteriza los montañistas que se encuentran en estos parajes, llevaba cerca de 30 minutos de conversación y aparece mi cordada, apunado completamente, había devuelto hace poco el té que se tomó y su jadeo demostraba un cansancio extremo.

Abrió la puerta del Refugio, entró y dijo: Yo llego hasta aca. Responsablemente mi cordada se puso sus propios límites. Lo primero que pensé es no subir, y quedarme con él; sin embargo, estaba bien, así lo manifestaba y sólo requería descanso. Los otros colegas, me indicaron lo mismo y me invitaron a subir con ellos, afortunadamente fue así, porque no subiría sólo, existe un grado de peligro y ya tuve la experiencia de no andar sólo por la cordillera, menos sobre un cinco mil, por tanto, nos preparamos y partimos nuevamente, cuando los vi, me imaginaba que eran deportistas a full, por tanto, les indiqué que partirñi primero, pues yo era más lento...  en la teoría, porque al poco andar, me di cuenta que le saqué una ventaja no menor.


No tengo gran capacidad física, sin embargo, creo tener un alto grado de resistencia, de hecho, mis pasos, a pesar de ser cortos y muy lentos por la altura, eran consecutivos y sin descanso, no así el de mis pares, ya que de cada 10 pasos significaba un descanso, he aprendido que esa es la clave: perseverancia, en este caso, física, pero perseverancia.

El sendero sobre el Refugio Angostini, presenta un ascenso constante  y sostenido, sin ir mas lejos, se ascienden 600 mts de altura en un tramo muy menor, por lo que la pendiente por el acarreo es fuerte, por tanto el camino presentaba per se, una dificultad, más aún si estamos caminando sobre 4600 msnm, un dato no menor. Comenzaba a aclarecer y se vislumbraban dos caminos de ascenso, un zigzag que parecía eterno y uno más directo, evidentemente tomamos el de zigzag, el otro era de bajada, siempre en montaña el camino que se ve màs directo es de bajada, sino.. un acarreo de dos paso pa`delante y tres pa`atras! Todavía estaría subiendo...


Por el camino, existe una bifurcación que acorta el camino hasta la pirca del inca, oratorio en que encontraron la emblemática momia del Plomo hace ya 40 años, al llegar a la bifurcación se toma el camino a la derecha, porque el de la izquierda nos lleva a dar una vuelta enooooooorme e innecesaria, sin embargo, mi nueva cordada aún no aparecía, así que los esperé por un buen rato, muy mala idea, pésimo fue haberlo hecho, me enfríe y el frío se apoderó de mi, las manos fueron las que más sufrieron. (en realidad necesito urgente unos mitones decentes). Llegaron a los 20 minutos y nuevamente emprendimos el camino hacia la pirca, cada vez estábamos más cerca.

Llegué al filo del cerro, y vi un pequeño morro, tras él, la pirca del inca, la que me significaría un descanso protegido del viento, aún estaba frío. Llegué y nos pusimos al interior de la pirca, su formación es perfecta para guarcerse del viento. Mi cordada encendió la cocinilla y tomamos un té, especial para el frío, aproveché de calentar mis manos, estaban frías, las sentía débiles, pero que con un poco de calor se soluciona y así fue.

Frente a la pirca del Inca, está el emblemático glaciar Iver, aquel cruce peligroso de hielo que se hace a 5200 msnm, la bibliografía casi oficial dice que son 45 minutos de cruce, pero al parecer el calentamiento global ha hecho su efecto hasta en la altura, ya que el “temido” cruce, no significó más de 10 minutos, de hecho, literalmente se demora más ponerse y sacarse los crampones, proceso que se vuelve una osadía, ya que uno se debe sacar los guantes y acomodarse las correas en los zapatos, todo en el menor tiempo posible e insisto, a 5200 msnm, reitero: una osadía.

Posterior al cruce de glaciar viene un sendero zigzagueado de en ascenso que llega a la cumbre falsa del Plomo, aquella cumbre que se ve desde Santiago, sabía que esa no era, por lo que no me hice ninguna expectativa, pero creo que aquellos que van por primera vez, piensan que es el final y claramente al llegar a su cumbre, se dan cuenta que aún queda todavía.

Llegué a esta ante cumbre y esperé a mi cordada, la que me indicó que avanzará simplemente por el sendero, sólo queda la exposición por el filo ancho del cerro y exposición al viento, pero extrañamente a esa hora, tras 6 horas de marcha ya había cesado, por lo que esa caminata no estuvo  dificultosa, caminé y después de subir un par de morros pequeños, comencé a ver aqueellas banderitas tibetanas del Plomo, lo que me significaba su cumbre, lentamente, a paso constante y firme, no quedaba nada y ya estaba sobre el plomo, había conquistado, atacado no se! Pero había logrado su cumbre, no había viento y un sol radiante, eran las 9:45 del día 13 de febrero y lo había logrado, el clima me permitió tomar un par de fotografías y disfrutar de su cumbre, la vista en su cumbre es maravillosa, el Mercedario, el Aconcagua, Juncal, el Risopatron, Tupungato, San José, Marmolejo, enormes cumbres eran registradas por mi sencilla cámara, incluso se veía el famoso “Salto del Olivares”, insisto, el mejor regalo de una cumbre, es la vista y yo, la tenía frente a mi.

Mi cordada nueva, llegó al menos 30 minutos después, eramos tres disfrutando de una cumbre, tomando fotografías y disfrutando de la vista; recibí una clase magistral de geografía, uno a uno me enseñaron los cerros que estaban frente a mi, con su nombre y altura, aquello que está en los libros, ahora era visible, todo estaba bien.

Decidimos bajar, íbamos los tres juntos, la bajada no presenta dificultad, es un sendero con una suave pendiente, por lo que no era tan complejo, y así fue como llegamos al glaciar nuevamente, el viento se había ido, por lo que la sensación térmica era bastante aceptable. Tras el cruce de glaciar nos detuvimos un buen rato a conversar, no nos dimos ni cuenta y estabamos sentados a 5200 msnm como quien se siente en la plaza, ahí eramos tres montañistas hablando de experiencias y cerros por conocer.

A poco andar, nos dimos cuenta que en la pirca del inca, estaba mi cordada, afortunadamente se había recuperado y había subido, me alegré enormemente nos saludamos y nos felicitamos, para ambos era un mérito llegar hasta donde lo hicimos. Felicitaciones para él! Gran cordada.

Bajamos  raudamente, por el enorme acarreo y vimos las rutas más directas, a poco andar, ya estaba en el Refugio Angostini, lo que me demoré más de 3 horas en subir, en menos de una hora ya lo había descendido. Debo reconocer que tengo facilidades con los acarreos de bajada, no demoré nada en relación a mis colegas, mi cordada llegó media hora después que yo y mis otros compañeros lo hicieron al cabo de una hora, por lo que me significó un descanso prolongado en el refugio.

Todos juntos conversamos y nos dimos los datos (“facebook perro”) y junto a mi cordada decidimos descender a nuestro campamento, aún nos quedaban más de 400 mts de desnivel, lo que se traduce en algo más de un kilómetro de descenso, lo hicimos muy lento, disfrutamos del paisaje y del enorme glaciar del Plomo, había tiempo, era poco más de medio día recién.

Teníamos en la teoría, llegar a campamento y desarmar para bajar a Piedra Numerada, el campamento previo a Federación por la ruta normal del Plomo, recuerda que lo nuestro era una travesía por tanto, saldríamos por otra ruta; sin embargo, sólo quedó en la teoría el desarme, ya que nos recostamos y nos quedamos profundamente dormidos, el Plomo nos había pasado la cuenta.

Desarmamos y comenzamos la ruta a Piedra Numerada, el descenso era de un par de kilómetros y un descenso de unos 600 mts, pero teníamos la esperanza de que al llegar al campamento podríamos descansar en un entorno verde, con agua fluida y constante, algo que no habíamos visto en días.

Ese día fue el día del trasnoche, tras haberse acostado días anteriores a las 19:00 hrs, ese día nos “amanecimos” siendo las 22:00 hrs el día terminó y el sueño nos sucumbió. Ya casi todo habìa terminado.

Día 5: Un descanso necesario, el fin.
Hay personas que suben el Plomo en dos, tres días, logran su cumbre y se van para la casa, pero tener un día relajado y de disfrute del cerro tiene un sesgo especial, disfrutamos de cada momento y ambiente.

El día comenzó poco antes de las 10:00 hrs, si, si y si, matemáticamente se puede calcular que el sueño duró casi 12 horas, algo inusual para un santiaguino, pero esto, eran vacaciones, cansadoras pero vacaciones. 

Lentamente tomamos desayuno, guardamos nuestras cosas y tomamos las fotografías de rigor, renovar la portada y el perfil era la misión de la mañana, pero todas con estilo, había tiempo y nos dimos el gusto de permanecer más tiempo. Atrás veíamos el Plomo y un cúmulo de nubes sobre él, a esto se refería el clima que mi cordada había estudiado, no debíamos retrasarnos en nuestro itinerario, se pronosticaba un mal tiempo, después supimos que la ONEMI había decretado alerta preventiva, pero estaba todo bajo control, sólo nos tocaba descender hasta el punto de partida.

Nos topamos con cuatro montañistas de Talca, todos militares que iban al
Plomo, y sólo uno conocía, así que estaban todos impresionados por el lugar y expectantes por la experiencia, así continúaba el camino y en un punto de descanso, poco antes de la laguna Piquenes nos encontramos con un par de “tatitas”, casi una figura tierna a simple vista, sin embargo, estos señores, no hablaban español, venían de Nueva Zelanda especialmente a cerros de Chile, semana anterior habían hecho el Descabezado Grande, esta semana el Plomo y la venidera tenían preparado el Marmolejo, los “tatitas” eran unos verdaderos próceres, llegar a viejo y así! Feliz! “du you like prins rois” (traducciòn real: te gusta el fritz roy?). Eso, nos hizo reir hasta ahora.

La laguna marcaba el inicio del camino, desde ese punto hasta el estacionamiento nos quedaban unos tres kilómetros y sería el único sendero repetido de la travesía, aquel que ya se centraba en la civilización, estábamos dentro del centro de Sky La Parva, por lo que la naturaleza cada vez se alejaba más.

Dicen por ahí que una verdadera foto de cumbre es aquella que se da al final del trayecto, por lo que un abrazo cerca del auto, marcó el final de la travesía,  Leonera y Plomo, ambos cerros juntos,  ya era parte de nuestra historia.

Anexo
Conquista o ataque de cumbre?
Que difícil responder a ese cuestionamiento, algunos atacan, otros conquistan, pero en este caso que?. Creo ser el ciudadano número indeterminado que sube el Plomo, y que hago yo, sólo frente a esa enorme masa de hielo, roca... conquista? Ni que fuera Pedro de Valdivia.

Ahora bien, el ataque a cumbre? Ataque, es igual a pelea, discusión, enfrentamiento, no es que vea  a la cumbre todo el rato intentado derrotarme, ni yo peleando con ella para poner mis pies en su punto máximo, entonces, que veo, un tipo que lucha con sus propios temores, arraigados en el respeto al entorno natural y condiciones climáticas, que intenta llegar hasta el punto màs alto, y obtener asì la recompensa del trabajo hecho, tras una vista incomparable desde todo angulo, y el que después dice, yo también logré cumbre en el Plomo.